Aunque ya no te escucho con mis oídos, sé que tu dulce voz me susurra en mis pensamientos.
Aunque ya no puedo verte con los ojos, te contemplo en mis recuerdos.
Aunque ya no te puedo abrazar y darte besos, mi amor va por ti a dónde estés y me llena de alegría.
Aunque ya no podemos estar juntas en la tierra, tengo la certeza de que me vendrás a buscar para ir al cielo.
Dios de mi corazón, ahora que mi madre no está, anímame con la certeza de que ya vive feliz junto a ti en la Gloria Celestial.
Amén
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