Te fuiste al cielo llevándote algo de mí que no puedo describir y dejando en mi vida un vacío que mi alma no puede llenar; fue el día más triste de mi vida, hasta hoy el consuelo no llega y aún le pregunto a Dios ¿por qué? ¿Es que acaso te hacían falta ángeles en el cielo que te la llevaste aún sabiendo cuánto la necesitábamos?
Hoy entiendo lo que se siente al perder a una Madre, el dolor por su ausencia es tan grande que oprime el corazón. Cuánta falta nos hace, aunque muchas veces nos damos cuenta de lo mucho que valía cuando la perdimos. Me recrimino a mi misma por no haberte besado, abrazado y agradecido lo suficiente, cómo quisiera tener una oportunidad más para hacerlo pero es muy tarde.
Cuando aún se tiene Madre los hijos creemos que es simple recorrer los caminos de la vida, al perderla nos damos cuenta que es con su guía y apoyo que se hace más fácil, no importa la edad que uno tenga, ella es nuestro soporte, a la que siempre podemos recurrir porque todo lo puede solucionar. Así era mi Madre.
Te fuiste muy pronto y no nos preparaste para seguir sin tu presencia, porque eras tú el lazo que mantenía unida a la familia, los hermanos nos reuníamos en torno a ti, porque tú cariñosamente imponías respeto y nos inducías a priorizar los valores humanos sobre los valores materiales. Eras una mujer sencilla y al mismo tiempo con mucho temple, que no claudicaba en sus principios de honestidad y respeto, incapaz de subestimar a nadie y siempre dispuesta a ayudar a los demás. En pocas palabras, eras una buena persona y eso aprendimos de ti y es lo que más valoro.
Para todo hijo que no tiene a su Madre este es un día de triste recordación, aunque dicen que con el pasar del tiempo llega la resignación. Yo aún no lo puedo asimilar. Hasta el año anterior cantábamos juntas, ¿recuerdas? "Un ramo de Flores", nuestra última canción… Te amaré por siempre mamita y tu recuerdo quedará imperecedero en mi corazón y en mi mente hasta el día en que podamos reunirnos nuevamente.
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